El vértigo de ser número uno
Venir a tocar a América del Sur, para nosotros, es un gran placer realmente. Allí hicimos algunos de los shows más importantes de la banda. Desde San Pablo vía telefónica, Tom Fletcher, guitarrista y cantante de McFly, asegura que no es cuestión de cantidad, sino del tipo de respuesta. “Es cierto, tocamos en Wembley, pero la gente, en la Argentina, es mucho más entusiasta”, explica.
Formada en 2002, la banda británica lleva editados seis álbumes, el último de los cuales, Above the Noise (2010), marca un salto de su formato de banda de pop rock a un sonido más electrónico y de baladas pop. “Apuntamos a cierta experimentación. Trabajamos con otros productores, con la idea de hacer algo distinto a lo anterior. Hay un cambio enorme en el uso de la guitarra, una exploración de sonidos extraños, un uso menos rockero y más cercano al funk, al estilo de Prince”, cuenta Fletcher.
¿Piensan en la reacción de los fans al tomar una decisión así?
No tanto. En general, preferimos seguir nuestro instinto. Tratamos de hacer la música que disfrutamos de tocar. Si ellos lo disfrutan, mucho mejor. Con este CD sabíamos que a algunos no les iban a gustar algunas cosas. Pero fuimos leales a nosotros, y estamos muy orgullosos de Above the Noise.
¿Esa independencia de criterio la tienen desde siempre, o al principio alguien decidía por ustedes?
No. Decidimos todo nosotros desde el principio. Componemos canciones desde muy chicos, desde los 15 o 16 años. Y siempre fuimos nosotros quienes íbamos viendo qué cosas estaban bien para la banda. Así también fue que decidimos crear nuestro propio sello. Algo que nos permite trabajar con una libertad increíble.
¿Cambiaron mucho las influencias musicales del grupo con el paso de los años?
En mi caso, siempre estuve influido por gente como los Beatles y los Beach Boys. Pero también ejercieron influencia gente como Michael Jackson y Prince. Danny (Jones, el otro guitarrista del cuarteto) trajo una fuerte influencia de Bruce Springsteen. Green Day, Kings of Lion son bandas que también tuvieron que ver en nuestras búsquedas de un sonido para nosotros.
¿Cómo vivieron el hecho de convertirse en la banda más joven en llegar a un número uno, superando el récord de los Beatles?
Fue una sensación muy bizarra. Una mezcla de asombro e incredulidad. Cuando sos tan joven, es difícil apreciar ese tipo de cosas. Creo que recién ahora tenemos un espacio para reflexionar sobre todo lo que nos pasó. Fue increíble.
¿Ese ascenso abrupto significó una presión extra de cara al futuro?
No. Es lógico que uno siempre quiera hacer cosas mejores. Y, de pronto, nos sale una canción como Shine a Light, de Above the Noise, y se convierte en la más exitosa de todas los que hayamos editado, sin que lo hubiéramos planeado. Ya aprendimos que eso depende de cosas que están fuera de nuestro control. De todos modos, alcanzar un número uno es realmente fantástico, una hermosa sensación. Pero no podés basar tu carrera sólo en eso.
Ustedes compartieron sus comienzos con algunas bandas contemporáneas como V o Busted, que tuvieron un recorrido muy corto. ¿Pensaban que iban a pasar tanto tiempo tocando juntos?
Nosotros siempre tuvimos en mente ser una banda que se mantuviera activa tanto tiempo como nos resultara posible. Nos encanta estar en esto. Es el mejor trabajo que existe en el planeta. De modo que nunca pensamos en la banda como algo de corto plazo. Además, lo que creo que nos mantiene unidos es que entre los cuatro somos buenos amigos. Eso creo que es lo más importante de todo.
Supongo que eso debe hacer más placentero el tiempo que comparten en gira. Hace poco, Angus Young me decía que prefiere un plan más bien tranquilo, cuando está en gira con AC/DC. Pero teniendo en cuenta que los cuatro son jóvenes, atractivos, cuesta pensar en que el alter show sea sólo ir a cenar y encerrarse en la habitación a descansar.
(Risas) Sí, pero sin embargo ese es un poco el plan habitual. En muchos de los lugares en los que tocamos, y especialmente en Sudamérica, suele haber fans en la puerta del hotel, a punto de que no podemos bajar. Y no es por una cuestión de seguridad nuestra, sino por la de ellos. Se ponen locos, se aprietan entre ellos. De modo que cuando podemos salir, lo hacemos sólo por alguna puerta lateral, como en Río, ayer, donde no pudimos ir a la playa del hotel en el que estábamos, sino que tuvimos que alejarnos de la zona.
¿Eso significa que la idea de chicas apiladas en la habitación no va con ustedes?
No, nada que ver. Yo lo que hago es quedarme en la mía a escribir canciones. Un programa bien aburrido. (Más que risas, carcajadas) Bah, no tanto, aunque en verdad, también disfruto de hacerlo. Hice cosas locas, pero también aprendí que estar de gira puede ser un buen momento para escribir nuevas canciones.
Un músico argentino suele decir que para ser buen compositor hay que saber tocar muy bien la música de otros. ¿Hay algo de eso en ustedes, que han grabado bastantes covers?
Sí. Coincido plenamente con esa idea. Nos encanta hacer covers, sobre todo de gente que hace cosas muy diferentes a las que hacemos nosotros. Hemos hecho covers de Rhianna, un artista inglés que se llama Tony Temple. Meterte en la obra de otros músicos tan distintos, hace que respetes esas canciones de otra manera, y sí, definitivamente, hacer covers te mejora como músico.
¿Cómo fue la experiencia, en ese sentido, de haber grabado con una leyenda como Roger Daltrey, de los Who, por ejemplo?
Eso fue increíble. Es una sensación fantástica ver en la realidad a esas leyendas que uno siempre admiró. Haber podido acceder a varios de mis ídolos, como Paul McCartney, Brian May y Daltrey es una de las mejores cosas que me dio esta profesión.
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