domingo, 15 de mayo de 2011

Artículos sobre McFly

-El País-
                                         Algo es algo
El fenómeno de las bandas adolescentes es tan antiguo como el propio rock and roll. Desde los Bay City Rollers hasta Take That, pasando por New Kids On The Block, Backstreet Boys o Hanson, han sido decenas los grupos, generalmente prefabricados, que han asaltado las listas de ventas en todo el mundo al olor de una presa tan fácil como es ese público de no más de 16 años, carne fresca por su condición de masa susceptible de ser engatusada a las primeras de cambio.

Aquejadas por una caducidad más que cantada (al tiempo que sus fans crecen y -es de suponer- maduran, estos ídolos de barro dejan de tener razón de ser), desaparecen en menos de un lustro hasta que pasan unos años para la siguiente remesa de jóvenes. Y si bien sus claves no cambian demasiado de generación en generación, la marea de móviles encendidos para recibir a McFly en el pabellón de la Fuente de San Luis que no llegó a la media entrada demuestra que el entusiasmo que suscitan ahora se modula en tiempo real.
Últimamente lo que se llevaba son los sucedáneos emo, y es de agradecer que los británicos sólo hayan compartido con esa marea la estética de sus primeros trabajos, tal como demostraron con una escenografía muy sencilla, minutos después de que los valencianos Doctor Pitangú calentasen el ambiente. Porque más allá de que Party Girl, If You See Kate y tantas otras recuerden mucho a los insulsos Maroon 5, o de que en Transylvania se pongan golfetes para pasar por unos Muse con menos delirios de grandeza, los ecosbeatleianos de It's All About You, el rock'n'roll clasicote de Smile, la línea de bajo de I Need a Woman (prestada del My Girl de The Temptations) o la colección de posesspringsteenianas de Danny Jones (quien reconoce saberse de memoria los DVD delBoss) son pruebas de que no todo está perdido. Al menos para una muchachada que, pasados unos cuantos añitos, no debería ser irrecuperable.



Obsesión quiceñera en la visita de Mcfly a Madrid.

Voy a violar Dougie”, “I love McFly”, “Danny eres mi amor”…, fueron las frases más coreadas por el público durante el concierto que el grupo inglés McFly dio anoche en el madrileño Palacio Vistalegre. Un público bastante segmentado: chicas teenspintadas hasta las cejas (pero literalmente), cuyas manos sujetaban cartulinas con los nombres de los componentes del grupo juvenil.
Pero vayamos por partes. Preciados fue el grupo encargado de abrir el evento. Su single “Otra Oportunidad” fue elegida la canción de la Vuelta Ciclista a España del año pasado. El público, aún descentrado y deseoso de McFly, no supo apreciar su buen ritmo. Les siguió Lara. La cantante, con su potente voz, animó un poco más a la gente. Terminó con una versión muy rockera de la famosa “Highway To Hell” del mítico grupo AC/DC.
Se hicieron de rogar ¡y vaya si se hicieron de rogar! El intermedio entre los teloneros y el grupo de pop vino acompañado de una sucesión de anuncios publicitarios y canciones que se repitieron hasta la saciedad.
¡Y por fin McFly! Los gritos inundaron el Vistalegre pero el grupo los pudo superar con un “Party Girl”lleno de energía. En seguida tuvieron a todo los fans en sus bolsillos.Dougie y Harry, con su bajo y batería luminosos, dieron un toque decorativo a la puesta en escena. Las vueltas de Danny nos dejaron a todos anonadados. Tras el intento de éste por pronunciar correctamente Madrid, Dougie señaló en un castellano distorsionado que los temas musicales de McFly son gays (o eso entendió la gente).
Tocaron algunas de sus míticas canciones como “Lies”, “Falling In Love” o “Transylvania” y otros temas de su último álbum, Above The Noise, como “I Need A Woman”, “That’s The Truth” o “Shine A Light”, con la que cerraron el concierto.
Los espectadores gritaron, lloraron y rieron durante todo el show. Comportamiento típico de chicas adolescentes en el concierto de su grupo favorito. Pero lo cierto es que no sólo fueron las adolescentes. Hubo personas de muy variadas edades: familias acompañando a sus hijos, alguna chica más mayor de lo habitual y por supuesto algún novio acompañando a su teenager enloquecida.
En definitiva, fue un concierto para volver a tener quince años y liberar todo ese pavo acumulado. Todo ello acompañado de una buena dosis de amigos y música fiestera.

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